"Benditas sean las emociones que hacen los días distintos y la vida una aventura."
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sábado, 27 de abril de 2013
Conversaciones de un atardecer.
- Ahora te miro y estás tan distinto. Has cambiado.
- Todos cambiamos. Tú estás guapísima. Más mujer.
- Ya no soy una niña. He madurado.
- Sí, como las manzanas.
- ¿Sabes? Te hubiera preferido menos bueno. Siempre andabas esperándome, dispuesto a parar un tanque sólo por verme sonreír. Si hubieras aguantado menos...
- Si hubiera aguantado menos no hubiéramos llegado hasta donde llegamos, y no me arrepiento. Te di todo cuanto pude porque así lo quise. Además, tenemos conceptos distintos de bondad. Tú eres buena. Vives para arreglar el Mundo de ahí afuera. Para salvar la vida de los demás. Yo, en cambio, solo quería salvarte a ti.
- Siempre te desviviste por amor.
- Por amor a los míos. Nunca he necesitado más.
- Tu cordura, a veces, me daba miedo.
- A mi me acojonaban tus ganas de volar.
- Me llevabas tan rápido, tu prisa por crecer.
- Puede que yo marcase el ritmo pero siempre seguimos tus pasos. Bailamos a tu son. Tan distinto al mio.
- Pero bailábamos tan bien...
- Demasiado bien.
- A veces pienso qué harás en un momento exacto. Y te imagino riéndote, haciendo el payaso.
- Yo te imagino dándole vueltas a las cosas, preguntándote el por qué, inventando un plan.
- Tengo uno. Pero no puedo contártelo.
- Tus planes nunca funcionan.
- Es que siempre me equivoco de lugar y de momento. Por más que me guíe, siempre fallo.
- Ese ha sido tu error.
- ¿Abandonarte?
- Dejarte guiar. Por esas señales que existen, según tú.
- Pero siempre me llevan a ti.
- Hasta que un día no ocurra.
- Me alegro de que lo hayas conseguido.
- Yo también. Es mi milagro.
- Que de vueltas da la vida, ¿verdad?
- En realidad la vida da las vueltas que tú quieras que de.
- Promete que me llamarás, aunque yo me deje guiar, tu obviarás algún día la razón.
Y quedaremos a bailar. Sólo a bailar.
- Me ha encantado verte. Me gusta saber que tu mirada de niña nunca va a cambiar. Es especial.
- Eso significa que no vas a llamar...
- Significa que siempre serás un acorde que tocar, una letra que cantar y un momento para recordar. Pero nunca un ritmo al que bailar. Nunca hablaré de ti en mis cenas de amigos, no pensaré en ti en los momentos de felicidad.
Y probablemente no seas tú a la que de el "sí quiero".
Tampoco veré cómo consigues tus logros ni cómo envejeces.
Serás una luz en mi interior, una dosis de hierro que me ayuda a continuar, a hacer con mi vida lo que siempre he querido, a buscarle un sentido. Tú me enseñaste a encontrarlo. Me lo dejaste para luego irte, ésa ha sido tu misión.
Fuiste genial, un sorbo de vida y un cambio de rumbo.
Me enseñaste a no correr, a no tener tanta prisa por crecer.
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